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Cómo dejar de compararse con los compañeros de trabajo

Hacer comparaciones entre nosotros y los demás es un arma de doble filo, y casi siempre las consecuencias son negativas y repercuten en nuestra vida personal y laboral. Si tienes la costumbre de compararte con los demás recuerda que cada persona es diferente y también tiene diferentes experiencias laborales. Si vas a compararte que sea contigo mismo y para aprender y crecer. 


1.            Valora tus logros.
Cuando nos comparamos con otras personas nos olvidamos de nosotros mismos. ¿Cuántas veces te has felicitado por tus logros? En lugar de mirar los triunfos y fortalezas de otras personas, haz una lista de tus triunfos y fortalezas, eso te ayudará a mantenerte enfocado en tu propia vida y no en la vida de los demás.
Cuando te sientas tentado a compararte con los demás, piensa en las cosas que has logrado en tu propia vida. Esta actitud te ayudará a desarrollar una perspectiva más positiva de ti mismo y del mundo en general. Concéntrate en la manera en que puedes contribuir positivamente a la vida de los demás.
 
2.            No le temas a la imperfección.
Nadie es perfecto. Quizás te parezca que ese compañero que le va bien o que tu jefe es perfecto y que tu debes ser como ellos, recuerda que nadie es perfecto. Por lo tanto, tienes derecho a cometer errores como las otras personas. Así que no te compares con los demás pensando que deberías ser perfecto como ellos. En lugar de criticarte por tus defectos, peculiaridades e imperfecciones, intenta aceptarlos sin negarte la posibilidad de trabajar para mejorarlos.
No somos perfectos y nunca lo seremos, y esto precisamente nos hace humanos. Las comparaciones son algo inconveniente porque nos aleja de la posibilidad de seguir aprendiendo.
 
3.            Cambia la perspectiva.
Compararse con los compañeros de trabajo no tiene sentido porque cada uno es único, y como tal tiene unas cualidades también únicas. No puedes hacer lo mismo que hacen todos los demás, ni ellos no pueden hacer lo mismo que tú. La diversidad en talentos y habilidades es lo que hace que hace que las empresas y sociedades existen, pues si todos pudiéramos hacer de todo, no tendrían razón de ser.
No nos debemos comparar con quienes llevan décadas trabajando en la empresa o con alguien que apenas ha empezado y ya nos ha superado en éxito. Todos vamos a nuestro paso, habiéndolos quienes consiguen cosas antes que otros.
 
4.            Compite contigo mismo.
Con quien debemos compararnos cada día es con nosotros mismos. En lugar de compararte con otros, concéntrate en desarrollar tus propias habilidades y fortalezas. Si ves que empiezas a compararte con los demás, trata de romper esa espiral tóxica poniendo el centro de atención en ti mismo. ¿Estás trabajando mejor de lo que lo hacías la semana pasada? ¿Has aprendido algo nuevo últimamente ¿Tienes mayor habilidad que hace un mes? Es con tu yo mismo con quien debes compararte y ver si realmente eres mejor o peor que antes. Compite sólo contigo mismo. Si quieres competir con alguien, que sea contigo mismo. Aspira a convertirte en tu mejor versión.
 
5.            Aprende en lugar de competir.
Si vas a compararte, que sea desde una actitud de aprendizaje e inspiración. Así, la comparación, en vez de producirte malestar, será gratificante y enriquecedora. Si tienes una actitud de aprendizaje y desarrollo, puedes sacarle mucho provecho a la comparación. Si experimentas malestar al compararte, es probable que te estés enfocando en competir. La clave es aprender y crecer, no buscar imponerse sobre los demás o desear ser más que otro.

Compararnos con los compañeros de trabajo puede crear frustración y resentimiento y generar un mal clima laboral. Aprender a no compararte con los demás te ahorrará muchos dolores de cabeza. 

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