Cuando te sientas tentado a compararte con los demás, piensa en las cosas que has logrado en tu propia vida. Esta actitud te ayudará a desarrollar una perspectiva más positiva de ti mismo y del mundo en general. Concéntrate en la manera en que puedes contribuir positivamente a la vida de los demás.
No somos perfectos y nunca lo seremos, y esto precisamente nos hace humanos. Las comparaciones son algo inconveniente porque nos aleja de la posibilidad de seguir aprendiendo.
3.
Cambia la
perspectiva.
Compararse
con los compañeros de trabajo no tiene sentido porque cada uno es único, y como
tal tiene unas cualidades también únicas. No puedes hacer lo mismo que hacen
todos los demás, ni ellos no pueden hacer lo mismo que tú. La diversidad en
talentos y habilidades es lo que hace que hace que las empresas y sociedades
existen, pues si todos pudiéramos hacer de todo, no tendrían razón de ser.
No nos debemos comparar con quienes llevan décadas trabajando en la empresa o con alguien que apenas ha empezado y ya nos ha superado en éxito. Todos vamos a nuestro paso, habiéndolos quienes consiguen cosas antes que otros.
4.
Compite contigo
mismo.
Con
quien debemos compararnos cada día es con nosotros mismos. En lugar de
compararte con otros, concéntrate en desarrollar tus propias habilidades y
fortalezas. Si ves que empiezas a compararte con los demás, trata de romper esa
espiral tóxica poniendo el centro de atención en ti mismo. ¿Estás trabajando
mejor de lo que lo hacías la semana pasada? ¿Has aprendido algo nuevo
últimamente ¿Tienes mayor habilidad que hace un mes? Es con tu yo mismo con
quien debes compararte y ver si realmente eres mejor o peor que antes. Compite
sólo contigo mismo. Si quieres competir con alguien, que sea contigo mismo.
Aspira a convertirte en tu mejor versión.
No nos debemos comparar con quienes llevan décadas trabajando en la empresa o con alguien que apenas ha empezado y ya nos ha superado en éxito. Todos vamos a nuestro paso, habiéndolos quienes consiguen cosas antes que otros.
5.
Aprende en lugar
de competir.
Si vas
a compararte, que sea desde una actitud de aprendizaje e inspiración. Así, la
comparación, en vez de producirte malestar, será gratificante y enriquecedora. Si
tienes una actitud de aprendizaje y desarrollo, puedes sacarle mucho provecho a
la comparación. Si experimentas malestar al compararte, es probable que te
estés enfocando en competir. La clave es aprender y crecer, no buscar imponerse
sobre los demás o desear ser más que otro.
Compararnos con los compañeros de trabajo puede crear frustración y resentimiento y generar un mal clima laboral. Aprender a no compararte con los demás te ahorrará muchos dolores de cabeza.
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