Cuando el trabajo en equipo se lleva de manera adecuada se genera un crecimiento personal y colectivo. Para que esto sea posible es necesario que el equipo cumpla con 5 características: compromiso, confianza, comunicación, coordinación y complementariedad; cada uno de estos elementos permitirá cumplir los objetivos y mejorar los resultados.
1.
Compromiso.
Este
es uno de los principales pilares para el trabajo en equipo, sin este elemento
clave se dificulta el conseguir los objetivos propuestos. El compromiso es
importante porque le permite a cada miembro del equipo asumir los proyectos y objetivos como propios, involucrándose al
100% y esforzándose por llevar a cabo el proyecto de manera proactiva. Los
empleados estarán más comprometidos si trabajan en una empresa cuyos valores
coinciden con los suyos. Además, reconocer los logros y otorgar recompensas no
solo aumentará el compromiso de los empleados, sino que también mejorará el
ambiente laboral.
Para
que este valor se haga presente, es necesario incorporar los otros cuatro
aspectos.
2.
Confianza.
La confianza es otro de los factores más importantes a la hora de trabajar en equipo.
Cuando se establece una relación de confianza con el equipo, se aumenta el
grado de responsabilidad de cada uno y por tanto, la implicación y motivación.
Pero si falta la confianza, siempre habrá quien encuentre alguna debilidad en
el sistema, o quien busque dónde o cómo lo están intentando engañar.
La
confianza se va cimentando día a día con una buena comunicación, con las
relaciones establecidas y, muy importante, a través de la experiencia y
características personales de cada uno de los componentes del equipo.
3.
Comunicación.
La
comunicación es esencial para poder transmitir a cada integrante del equipo de
trabajo el objetivo común y es el pilar para que se desarrollen todas las
acciones de manera correcta, en un ambiente laboral saludable. Sin
comunicación, no hay compromiso, confianza, complementariedad ni coordinación.
La comunicación en los equipos debe ser clara, directa, concisa y específica,
de modo que cada miembro entienda sus responsabilidades y cómo llevarlas a
cabo.
Los
miembros del equipo deben ser capaces de comunicarse eficazmente, para poder
comprender las perspectivas de los demás, establecer relaciones y garantizar
una colaboración eficaz.
4.
Coordinación.
La
coordinación implica que cada miembro del equipo aporte lo mejor de sí para
lograr el objetivo común, pero esto solo es posible si se han comunicado
claramente los objetivos y las tareas asignadas a cada uno. Todos los miembros
del equipo deben conocer cuál es su rol, así como sus tareas y objetivos dentro
del mismo, pero cuidado, también debe conocer el de los demás y así evitar
confusiones y pérdidas de tiempo y de recursos.
Para
que exista una correcta coordinación, se tiene que designar un líder que guíe a
todos los miembros en la misma dirección, realizando la puesta en común en la
toma de decisiones.
5.
Complementariedad.
Es
importante crear equipos de trabajo en los que sus miembros se complementen, ya
que la formación y la experiencia de cada miembro enriquecerán los resultados
del trabajo común. Por eso, es fundamental conocer a los miembros y cuáles son
las habilidades y capacidades de cada uno de ellos por separado. Un equipo en
el que hay complementariedad es mucho más efectivo y puede obtener mejores
resultados, al abarcar más áreas gracias a las habilidades de cada uno de sus
miembros. Un equipo donde todos tienen las mismas habilidades carece de valor,
ya que ante una dificultad, nadie podrá enfrentarla. En cambio, si cada miembro
posee habilidades y capacidades únicas, siempre habrá alguien capaz de proponer
una solución.
Cuando
un equipo está formado por personas que se complementan, está coordinado, tiene
buena comunicación, sus miembros se respetan debido a la confianza y existe
compromiso, se pueden obtener grandes resultados.
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