Tomar decisiones de manera individual
puede resultar complicado y la toma de decisión en grupo, donde “cada cabeza es
un mundo” puede resultar en un caos. Para que la toma de decisiones en equipo no
se vuelva un problema es necesario considerar ciertos factores como el tamaño del
grupo, el respeto y la seguridad, y de esta manera hacer más fácil el proceso.
1. Grupos pequeños.
Cuanto mayor sea el número de integrantes
más difícil será llegar a un acuerdo fácilmente ya que habrán más ideas y muchas
evaluaciones a la información obtenida. Se recomienda grupos de cinco personas para
reducir el potencial de sesgo o la tendencia de que los miembros evalúen la
información en una forma que sea consistente con sus creencias preexistentes. Si
el grupo o equipo de trabajo es mayor se puede elegir a unos de ellos como representantes
en la toma de decisiones.
2. Responsabilidad colectiva.
Al tomar decisiones grupales se puede
caer en el error de dejar toda la responsabilidad a una sola persona, sin embargo
se debe recordar que es importante que todo el equipo se comprometa en los
resultados que se tomen. Cuando cada miembro sabe que son responsables de manera
individual y colectiva por los resultados de las decisiones entonces se verán más
involucrados en la búsqueda de información para tomar una decisión adecuada junto
con el grupo.
3.
Varios puntos de vista.
Si bien se recomienda que los grupos sean
pequeños se recomienda que estos estén conformados
por personas con diferentes puntos de vista ya que eso permitirá reducir también
los sesgos al tomar alguna decisión. Cuando se tienen diferentes perspectivas se
pueden analizar las situaciones desde diversos ángulos y analizar los resultados
desde sus pros y contras, es decir desde una perspectiva más amplia pues se toman
en cuenta puntos de vista que tal vez nunca se hayan considerado. Lo importante
es saber escuchar, respetar las opiniones de los demás y tener la disposición de
ser flexibles con nuestras opiniones.
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