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Tareas que no se deben delegar

Delegar tareas es importante para el buen funcionamiento del equipo o de la empresa, no obstante existen funciones y responsabilidades que, de acuerdo a tu jerarquía, solo a ti te conciernen, es decir tu eres el máximo responsable de esas tareas y por lo tanto no pueden ser transferidas a otras personas.
Recuerda que como líder debes involucrarte en los procesos necesarios para cumplir los objetivos. Mantén un buen equilibrio entre delegar tareas que debes y no delegar aquellas que no debes.


1.  Cumplimiento de metas y objetivos.
Como líder debes tener bien claro a dónde quieres llegar con tu empresa o con tu equipo de trabajo. Saber a dónde quieres llegar es la clave de un buen liderazgo, si le das a otro esa responsabilidad estarías perdiendo tu papel como líder. Puedes involucrar a tu equipo en la creación de las metas y objetivos (compartir con todos los objetivos es importante), pero tú eres el responsable final de que se cumplan. En otras palabras, eres responsable en última instancia por el éxito o el fracaso del equipo.
 
2.  Decisiones difíciles.
Hay decisiones que puedes delegar, pero a quien le corresponde tomar la última decisión, especialmente sí son difíciles o de suma importancia te corresponde a ti como líder. En situaciones difíciles puedes solicitar la ayuda de un experto (de hecho, es fundamental), así como la asesoría de algunos de tus líderes, pero no olvides que la decisión final está en tus manos.
El tamaño y la importancia de las decisiones se reparten en función proporcional a las responsabilidades de cada puesto, y cada puesto tiene que asumir sus propias decisiones sin delegarlas a nadie más, estas decisiones generalmente dependen de su nivel y peso financiero.
 
3.  Gestión de crisis.
Sin importar el tipo o tamaño de las crisis, tu presencia como líder siempre será necesaria. Un buen líder siempre estará presente e involucrado. Las crisis pueden necesitar de tu autoridad y experiencia para resolverlas. No pases esta obligación a alguien que no tiene la experiencia o el fogueo suficiente y adecuado para resolver el problema. En dichas situaciones tendrás que asumir el liderazgo que te corresponde, esto implica no solo delegar o dar órdenes, sino proponer soluciones, saber escuchar las ideas de todos, hacer una evaluación y ponderación de los hechos, y tomar decisiones en función de esto.
 
4.  Reconocimientos o correcciones.
Para que el equipo esté motivado el líder debe reconocer los logros y agradecer el esfuerzo y el buen trabajo. La gente naturalmente confiará y será más leal a la persona que reparte elogios e incentivos, y cuanto más alto estés en una empresa, más importante será hacer estas actividades tú mismo.
De la misma manera, si algún miembro del equipo necesita una llamada de atención, es mejor si te ocupas tú mismo y en privado. Aunque establecer los métodos disciplinarios sea una de las tareas más desagradables de un gerente, no debes pedirle a un subordinado que la realice.
 
5.  Contrataciones y formación del talento.
El líder es el principal responsable de su equipo, por lo que debe participar activamente en la incorporación de nuevos miembros. Un buen líder debe conocer los puntos fuertes y débiles de cada integrante de su equipo, y debe asegurarse de que cada uno trabaja para seguir mejorando. Traer el talento adecuado, armar un equipo que funcione bien, y entender qué miembros necesitan entrenamiento, tutorías o incentivos son herramientas para el éxito.
 
Saber qué delegar es importante pero también lo es saber qué y cuándo no hacerlo. Saber la diferencia te convierte en un buen líder y permite tener buenos resultados.
 
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