Hay
decisiones que pueden afectar positiva o negativamente por lo que no pueden
tomarse a la ligera. Para tomar las mejores decisiones es necesario seguir una
serie de pasos que nos guiarán hasta la mejor alternativa y al mejor resultado con el cual llegaremos a los objetivos de la empresa.
Esta diferencia, es la que da lugar al inicio del proceso de toma de decisiones y la recopilación de información. Pueden ser cuestiones referentes a las fechas límite, evaluaciones de desempeño, políticas propias de la organización, crisis financieras o cualquier otro.
Junto con tu equipo recoge todas las propuestas de soluciones que puedan ser de utilidad. Es recomendable escuchar a todos para tener diversas ideas que puedan ser relevantes para dar con la solución del problema.
3. Analizar y seleccionar alternativas.
Una
vez que se ha creado una serie de alternativas se debe analizar cada una de
ellas prestando atención a sus fortalezas y debilidades y comparándolas entre
ellas para saber cuáles nos permitirán llevar a cabo los objetivos que nos
hemos planteado.
Es importante sopesar el impacto y la efectividad de cada una de las alternativas presentadas. Evaluar con cuáles de ellas es posible conseguir el objetivo deseado, pero sin perder de vista cómo afectará al conjunto general de la empresa.
Luego con base en los criterios de elección establecidos y el análisis hecho de cada alternativa, selecciona la que se adecue más a los objetivos que quieres conseguir.
4. Aplicar las alternativas.
Una
vez escogida la alternativa más favorable para la resolución del problema
detectado debe aplicarse para poder evaluar si la decisión fue o no acertada.
Es importante comunicar la decisión al equipo para que todos tengan el
conocimiento de los cambios que se llevarán a cabo y para procurar que se
comprometan con las acciones derivadas de la decisión. De esta manera será más
fácil llevar a cabo la alternativa elegida y cumplir con los objetivos.
Es importante sopesar el impacto y la efectividad de cada una de las alternativas presentadas. Evaluar con cuáles de ellas es posible conseguir el objetivo deseado, pero sin perder de vista cómo afectará al conjunto general de la empresa.
Luego con base en los criterios de elección establecidos y el análisis hecho de cada alternativa, selecciona la que se adecue más a los objetivos que quieres conseguir.
5. Evaluar los resultados.
Después
de poner en marcha la decisión es necesario evaluar si se solucionó o no el
problema de manera satisfactoria, es decir si la decisión está teniendo el
resultado esperado. En caso contrario se tendrá que revisar cuál de los pasos
anteriores ha fallado y afrontar un nuevo proceso de toma de decisiones
corrigiendo los errores que sea necesario solventar hasta obtener el resultado
deseado.
6. Realizar un informe.
Es
recomendable recoger un informe en el que se detalle el desarrollo de todo el
proceso desde la implementación de la decisión tomada y cómo ha ayudado o no a
mejorar la situación de partida o acabar con el problema. En caso de que la
solución adoptada haya sido exitosa, el informe también nos servirá para poder
tenerla en consideración para la resolución de problemas similares. Esto
servirá para dar base a posteriores situaciones en las que se presenten
problemas similares.
Tomar
una decisión puede tener consecuencias positivas o negativas para la empresa
por eso es importante tomar tiempo para conocer el problema, identificar
alternativas, elegir la mejor y evaluar si hemos obtenido los objetivos o
resultados deseados, de tal manera que no tengamos problemas en el futuro.
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