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Cómo desarrollar la inteligencia emocional

Desarrollar la inteligencia emocional nos permite distinguir nuestras propias emociones, aceptarlas y conducirlas de la manera más idónea para tener éxito. Esto facilita el logro de nuestras metas y  una mejor relación con nosotros mismos y con los demás. Lo que finalmente se refleja en buenas relaciones en el trabajo y en buenos resultados


1.            Identificar las propias emociones.
Para identificar las propias emociones es necesario recordar que existen cuatro emociones básicas: alegría, tristeza, ira y miedo, de las cuales se desprenden las demás. Muchas veces no somos capaces de definir nuestras emociones, o de darle un nombre correcto, pero identificar cómo nos sentimos nos ayudará a guiar nuestros pensamientos y conductas con el fin de motivarnos, establecer metas y alcanzar logros en la vida.
Es importante estar atentos a los estados de ánimo y a nuestras reacciones ante las situaciones cotidianas y ante cada acción y decisión, buscando establecer las conexiones con los estímulos que las provocan.
 
2.            Identificar las emociones en los demás.
Para identificar y comprender las emociones de los demás es necesario atender a lo que la otra persona dice y observar sus expresiones no verbales para integrar toda la información. Esto se consigue principalmente a través de la comunicación emocional y la escucha activa. Para identificar las emociones de los otros, es importante conocer  nuestros propios estados emocionales para lograr percibir los elementos no verbales asociados con las emociones de los demás, logrando detectar qué necesitan o qué quieren.
La actividad más común para trabajar este aspecto de la inteligencia emocional es observar fotografías o videos de diferentes expresiones faciales y describir con detalle las emociones que expresan. ¿Son positivas, negativas o inexpresivas? ¿cómo es la posición de la boca o de las cejas? ¿reflejan aproximación o evitación? ¡Ten en cuenta el contexto!

3.            Evitar juzgar(te).
Las emociones tienen la finalidad de darnos información y ponernos en alerta sobre lo que está ocurriendo. Son inevitables y no se pueden eliminar. No juzgues tus sentimientos. Ellos te brindan preciada información y son sumamente útiles para poner en práctica el autocontrol y el manejo consciente de lo emocional. Nunca consideres tus emociones, como algo bueno o malo, hazlo como fuente de información que te ayudará a ser más consciente de ti mismo.
 
4.            Llevar un registro de las emociones.
Llevar un diario para registrar las emociones vividas diariamente ayuda a liberarse de las situaciones que se han presentado durante la jornada que va terminando. Puedes aprovechar unos 10 minutos cada noche antes de dormir para identificar las emociones experimentadas y si generaron alegría, tristeza, miedo, ira o incluso, estrés. Trata de no confundir tus estados emocionales (triste) con estados físicos (cansado).
Apunta tus emociones para volverte con el tiempo en una persona capaz de gestionarlas sin necesidad de tomar nota. Leer un listado de emociones y pensamientos te ayudará a tomar conciencia para poder usarlo en tu beneficio y alcanzar tu superación.

5.            Entender el lenguaje corporal.
Para poder identificar mejor las emociones es muy importante fijarnos en el lenguaje corporal: brazos, postura de la espalda, posición, gestos, etcétera. No nos podemos olvidar de las manifestaciones fisiológicas automáticas tales como ponerse rojo, sudoración excesiva, temblor de piernas, presión en el pecho, etcétera. Si te cuesta identificar tus emociones, entender el lenguaje corporal te dará muchas pistas de lo que está ocurriendo en tu interior y te ayudará en el proceso, ya que si encuentras patrones y conexiones de causa-efecto entre la sensación física que experimentas cuando se desencadena determinada emoción, serás un experto emocional.
 
La inteligencia emocional se desarrolla día a día con diferentes acciones y genera diversos beneficios que se reflejan en la vida laboral. 
 
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