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Cómo ejercer el liderazgo de una empresa a distancia

A raíz de la pandemia el estilo del liderazgo ha tenido que adaptarse para dirigir a equipos de trabajo cuyos miembros trabajan en diferentes espacios, e incluso horarios. En general, el liderazgo a distancia tiene muchas características en común con el liderazgo presencial, pero se requieren ciertas adaptaciones para enfrentar los desafíos del trabajo remoto.


1.  Mantener una buena comunicación con el equipo.
Tener una comunicación estrecha, transparente y positiva con el equipo es indispensable para un buen liderazgo, pues permite que los integrantes aporten sus opiniones, compartan sus ideas, influyan sobre otros, se construya una base de confianza entre ellos y haya un sentido de pertenencia.
Para ejercer un buen liderazgo es necesario comunicarse regularmente con el equipo ya sea mediante llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajería instantánea, videoconferencias, etcétera, de acuerdo a las necesidades de cada integrante para conocer sus necesidades, resolver sus dudas o para dar información importante sobre el trabajo.
 
2.  Tener metas y objetivos claros.
Tanto en el liderazgo convencional como en el liderazgo a distancia no pueden olvidar las metas y objetivos claros, pero sobre todo que cada miembro los entienda y sepan cómo pueden contribuir para alcanzarlos. Asimismo, es importante resolver dudas y dejar claro los plazos límites, cuándo deben estar disponibles, con qué frecuencia deben informar de sus progresos y qué resultados se esperan.
Para ejercer un buen liderazgo a distancia es necesario revisar periódicamente cómo se van cumpliendo las metas y qué obstáculos o problemas se han presentado, de ahí la importancia de mantener la comunicación con el equipo.
 
3.  Usar el trabajo orientado a resultados.
Ejercer un buen liderazgo implica el hecho de entender que cada persona puede realizar su trabajo de manera diferente y llegar a los mismos resultados. En otras palabras, se debe establecer el foco en el qué y no en el cómo, y lo más importante verificar que cada uno de los empleados cuente con las herramientas y recursos necesarios para realizar su trabajo.
La flexibilidad en el horario juega también un papel relevante, pues habrá ocasiones en que la persona deba desconectarse para atender alguna situación familiar o bien decida trabajar en cierto horario porque es más productivo en ciertas horas del día. Esto nos lleva a recordar que no se trata de quién trabaja más sino de quién da los resultados y produce más para la empresa.
 
4.  Delegar tareas.
Si en un equipo de trabajo no se delegan tareas, no podemos hablar entonces de un buen liderazgo. Asignar tareas específicas para cada uno de los miembros del equipo envía un mensaje de “eres importante e indispensable para este equipo, confío en tus habilidades” y eso creará mayor motivación y compromiso para realizar sus tareas y cumplir mejor con su trabajo.
Delegar, por supuesto, no implica olvidarse de las tareas sino estar pendientes y pedir una actualización periódica cada lunes, por ejemplo, para saber si se esta cumpliendo o no con lo asignado y para resolver dudas e inquietudes.
 
5.  Capacitar en el uso de la tecnología.
Ejercer un buen liderazgo significa saber que la capacitación del equipo de trabajo es siempre fundamental, especialmente si hablamos de teletrabajo. Para que cada uno de los integrantes pueda cumplir con su trabajo la tecnología es imprescindible, así como saber usar ciertos programas o herramientas digitales. Y aquí es donde entra el papel del líder para dar a cada empleado la capacitación correspondiente.
Cada empleado debe tener tanto las herramientas adecuadas para trabajar, pero también debe tener la formación para manejarlas con óptimos resultados.
 
Contar con un buen liderazgo a distancia permitirá tener buenos resultados y un buen nivel de productividad, además tendrá empleados motivados, comprometidos y menos estresados al hacer su trabajo.

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