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Inteligencia emocional en el trabajo

La inteligencia emocional es la capacidad de conocer y controlar nuestras emociones así como sus consecuencias en los diferentes ámbitos de nuestra vida, incluido el trabajo, y en las relaciones interpersonales. Así mismo también es importante conocer las emociones en las otras personas y responder adecuadamente a ellas.


Las emociones son la forma agradable o desagradable de como reaccionamos a los que nos sucede. Esta respuesta es fisiológica, conductual y cognitiva
Respuestas fisiológicas: Por ejemplo, ante el miedo, la frecuencia cardíaca aumenta, la respiración se acelera, se dilatan las pupilas, sudan las manos, la musculatura se tensa, se produce segregación de adrenalina, un aumento de glucosa en la sangre,…
Un componente conductual o expresivo: el cual comprende tanto conductas no verbales (lenguaje corporal: expresiones faciales, movimientos corporales, conducta de aproximación-evitación) como verbales (entonación de la voz, intensidad, sonidos, etcétera).
Un componente cognitivo: está relacionado con la vivencia afectiva y con el hecho de percibir la emoción en sí y la situación en la que se desencadena, de experimentar propiamente la emoción y con la evaluación de dicha situación. Hace referencia a los estados subjetivos calificados como agradables o desagradables y con el reconocimiento consciente que se hace del estado emocional, por ejemplo decir “soy feliz” o “me siento culpable.


La inteligencia emocional es una habilidad muy buscada por los empleadores, incluso por encima del el cociente intelectual, pues estás personas están en mejores condiciones de trabajar en cooperación con otros, gestionan mejor el estrés, resuelven de una mejor manera los conflictos interpersonales y aprenden más de sus errores.

Cualidades de las personas con alta Inteligencia Emocional:

Conocen sus fortalezas y debilidades.
Saben cómo valorar sus puntos fuertes y cómo utilizarlos de manera que puedan compensar sus debilidades. Cuando les es posible eligen como amigos y compañeros de trabajo a quienes comparten sus puntos fuertes y pueden ayudarles con sus debilidades.

No se centran en los errores del pasado.
Es alguien capaz de recordar sus errores lo suficientemente bien como para aprender de ellos, pero sabe mantenerlos a una distancia suficiente para evitar ser invadidos por las experiencias negativas en su presente. Los recuerdos siempre estarán ahí, pero depende de ti si dejas que se instalen en tu cabeza o si los dejas pasar. 


Saben equilibrar el trabajo con la vida social.
No importa cuán ocupado estén con el trabajo o los estudios, saben la importante de encontrar algo de tiempo para su vida social. Así como trabajan duro para lograr el éxito saben cuando deben desconectarse por completo del trabajo para recargarse.

Saben cuándo decir "no".
A veces decir “no” puede ser difícil, pero las personas emocionalmente inteligentes saben cuáles son sus límites y reconocen que no pueden hacerlo todo. Para ser emocionalmente inteligente uno debe decidir sobre las prioridades y tener en cuenta que al negarse a algunos compromisos, tendrán la oportunidad de centrarse plenamente en su trabajo.

Conocen sus emociones.
Las personas emocionalmente inteligentes son capaces de reconocer sus emociones y averiguar por qué algo les molesta, con el fin de llevar a cabo algunas acciones para mejorar la situación.
También son confiados y seguros de sí mismos, lo suficiente como para no ofenderse por cosas triviales.

Es importante saber manejar de manera adecuada nuestras emociones ya que si no se controlan adecuadamente pueden generar problemas como: ansiedad, adicciones, crisis de pánico, fobias, estrés, depresión, entre otras, causando problemas en el trabajo y con las demás personas. Por otro lado, si aprendemos a gestionarlas adecuadamente podremos tener mejores condiciones de trabajo con mejores resultados y mejores relaciones.


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