Perfeccionismo en el trabajo, ¿buena o mala idea?
El perfeccionismo es, de acuerdo con la RAE, la tendencia a mejorar de manera constante un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.
Recuerdo una ocasión cuando
estaba en la universidad, quise perfeccionar tanto un trabajo que se me pasó la
fecha de entrega. Hacia varios días lo había terminado, pero mi obsesión por
seguirlo mejorando me hizo demorar la entrega. ¿Te suena conocida la historia?
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Cómo dejar de ser perfeccionista en el trabajo
Consecuencias.
Aparentemente el
perfeccionismo ayuda a entregar todo con la más alta calidad (si en
algún momento lo consideras de “alta calidad”), aunque difícilmente va a estar
contento con el resultado, aun cuando todos digan que está bien hecho. Además son
inflexibles, para ellos no hay punto medio, o es todo o es nada, o es blanco o
es negro, o es perfecto o es impresentable. No disfrutan sus logros y
constantemente se siente fracasados y el costo puede ser demasiado alto,
especialmente para la salud. Una persona perfeccionista vive tensa, con
angustia, con miedo equivocarse, corre más riesgo de sufrir depresión,
presentan un alto nivel de estrés, corren más riesgo de padecer enfermedades
cardiacas y accidentes cerebrovasculares. Tal vez no ahora, pero
tarde o temprano el cuerpo pasará factura. Las personas perfeccionistas se
vuelven adictas al trabajo por los estándares altos autoimpuestos.
Cuidado con la obsesión.
Necesitamos distinguir entre el “vamos a hacerlo bien” y el “si no está perfecto, no sirve”. La pregunta es: ¿Quién decide cuando algo es
perfecto? porque mientras para los demás un trabajo puede ser ya de la más alta
calidad, para un perfeccionista siempre habrá algo para mejorar.
Evidentemente, necesitamos
ser buenos trabajadores, hacer trabajos excelentes, eso no está a discusión,
pero necesitamos tener cuidado con la obsesión. Los perfeccionistas dedican
mucho tiempo y esfuerzo a una tarea y piensan que nadie los valora, por ende la
relación con sus compañeros, especialmente si es trabajo en equipo, se ve
afectada. Trabajan demasiado,
usan su hora de comida o usan horas extra para seguir mejorando su trabajo y al
final no producen o su efectividad es muy baja. Cuando algo les sale bien, no
lo disfrutan pues siempre le están encontrando errores.
Pese a que los
perfeccionistas se esfuerzan por ser mejores, sus resultados son diferentes
pues mientras se esfuerzan por mejorar un proyecto descuidan otros y son muy
proclives a procrastinar. Un perfeccionista prefiere
entregar un trabajo a la perfección y descuidar dos, a diferencia de los demás
quienes entregan tres trabajos bien hechos. Hacer bien las tareas
asignadas debe ser una motivación para cada persona sin llegar a la obsesión
El lado ¿positivo?
No todo es malo con el
perfeccionismo, tiene un lado (poco) bueno. Su motivación es mayor y su
responsabilidad para entregar trabajos bien hechos. Como te diste
cuenta, son más los aspectos negativos. Y aunque tienen mayor motivación y responsabilidad
su productividad y eficiencia se mueven a la inversa.
Dejando el perfeccionismo.
- Haz un
balance entre tu esfuerzo y las consecuencias.
- Mira los errores como parte de tu proceso de aprendizaje.
- Aprende
a disfrutar del proceso y de los resultados.
- Pon un
número límite para revisar un trabajo.
- Confía
cuando los demás evalúan bien tu trabajo.
- Recuerda que la vida no es en blanco y negro.
El
perfeccionismo, lejos de ser una virtud puede resultar un peligro para tu
salud, para tu trabajo y para quienes te rodean. No dejes que la obsesión
destruya lo que ya has hecho bien.
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