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Consecuencias de un mal liderazgo empresarial

Toda empresa necesita tener un buen liderazgo, cuando este falla da como resultado consecuencias negativas que afectan las finanzas, el desarrollo y la imagen de la empresa. 


1.            Falta de compromiso.
Una de las consecuencias de tener un mal liderazgo es que los empleados pierden el sentido de pertenencia y por lo tanto no se comprometen con la empresa; pierden el interés por el éxito y crecimiento de la misma. Este hecho es peligroso para la organización porque los empleados no sienten como propios los objetivos y se limitan a cumplir con su jornada laboral para poder obtener una recompensa económica.
Si un empleado no está comprometido con su trabajo y no siente que sus tareas tengan sentido dentro de la estrategia empresarial global, es probable que su desempeño disminuya.
 
2.            Mal clima laboral.
La calidad del clima laboral influye directamente con la satisfacción de los trabajadores y con ello mejora notablemente la productividad. Un mal liderazgo combinado con una baja moral provoca un ambiente laboral negativo. Tener una atmósfera negativa puede ser una desventaja, porque el miedo causa tensión y, en situaciones extremas, falta de rendimiento y eficiencia.
Si la relación entre compañeros y con los superiores no es buena, repercutirá en la comunicación y surgirán malentendidos, conflictos internos y errores imposibles de solucionar. Por otro lado, sentirse a gusto en el lugar de trabajo ayudará a los equipos a trabajar unidos, a motivarse, a sentirse parte de la compañía y a esforzarse para hacerla crecer.
 
3.            Poco o nulo desarrollo profesional.
Cuando hay un mal liderazgo el desarrollo de los empleados se ve afectado. Un mal líder no sabe identificar o desarrollar un alto potencial entre sus empleados. Si alguien trabaja en un equipo donde no se le motive a desarrollar sus habilidades o ampliar su experiencia, su trabajo puede estancarse rápidamente. A estos líderes les falta la capacidad de evaluar las fortalezas y debilidades de los colaboradores.
Los empleados que tienen intenciones de superarse a sí mismos necesitan de un supervisor que estimule sus esfuerzos y proporciones las herramientas adecuadas que requieren para desarrollarse.
 
4.            Altos niveles de rotación.
La mayoría de las personas no renuncian a sus trabajos porque no les gusta el trabajo sino por una mala relación de trabajo con sus superiores la cual responde generalmente a un mal liderazgo. Asimismo, la falta de compromiso favorece la fuga de talento. Si una persona toma la iniciativa de abandonar a la empresa en búsqueda de otras oportunidades, otros pueden sentirse motivados a hacer lo mismo. En consecuencia, se eleva el índice de rotación.
Cuando los empleados sienten que su trabajo no es valorado se marchan de su empresa en busca de otra compañía que les ofrezca mejores condiciones laborales y donde sentir que su trabajo merece la pena.
 
5.            Bajo rendimiento laboral.
La falta de expectativas claras debido a un mal liderazgo puede afectar la capacidad de los empleados de completar una tarea con éxito. Cuando hay un mal liderazgo los empleados no saben con claridad qué se espera de ellos, los líderes no les comunican a los empleados las fechas de entrega o no les informan sobre los cambios.  Todo eso provoca que el rendimiento del empleado se vea afectado y por lo tanto baje su productividad. Esto no solamente tiene un impacto en el colaborador, también tiene un impacto negativo en las finanzas de la empresa.
 
El mal liderazgo tiene varias consecuencias que pueden dañar no solo a los empleados sino también a la empresa en general. Si tu empresa se está viendo afectada, analiza si el liderazgo está fallando antes de que sea demasiado tarde.
 
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