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7 métodos para resolver conflictos laborales

Los conflictos son muy comunes en los lugares donde hay grupos de personas, y surgen porque somos diferentes y pensamos diferente. Lo importante no es no tener problemas sino saber cómo resolverlos para no tener problemas en la productividad o deterioro del ambiente laboral.


1. Lugar correcto, momento correcto, palabras correctas.
Después del conflicto busca un lugar adecuado donde puedas hablar a solas con la(s) persona(s) involucrada(s). Lo más recomendable es hacerlo en una oficina o en un lugar privado. Antes de hablar con esa persona piensa bien tus palabras y cómo las vas a decir, pues en toda comunicación importa tanto el qué dices como el cómo lo dices. Es mejor expresarte en primera persona, con un tono claro y suave de voz, y decir cómo te ha hecho sentir lo sucedido y cuáles son tus propuestas para solucionar dicho conflicto.

2. Sé asertivo.
La asertividad nos ayuda a comunicarnos de manera honesta, amable y respetuosa. Ser asertivo al resolver un conflicto significa defender nuestras opiniones y, al mismo tiempo, escuchar el punto de vista del otro y respetarlo, así como reconocer los propios errores. Defiende tu punto de vista de manera clara, honesta y educada; expresar tu sentir en primera persona; conserva la calma y evita herir a la otra persona.

3. Usa la empatía.
Muchas veces los conflictos surgen porque vemos las cosas solo desde nuestro punto de vista y no del de la otra persona ¿y si intentas entender los motivos de la otra persona? Para lograr esto necesitamos hacer de lado nuestras propias creencias, nuestra manera de hacer las cosas, incluso dejar de calificar a tu compañero como malo o bueno. Escuchar y entender a la otra persona te ahorrara muchos problemas y te será más fácil resolver el conflicto presentado.

4. Recuerda atacar el problema, no a la persona.
Muchas veces, cuando discutimos con alguien solemos ponerle etiquetas como: “irresponsable” o “tonto” y eso puede provocar mayor conflicto con esa persona. Es mejor decirle que hizo algo irresponsable o algo tonto y cuáles fueron las consecuencias de su conducta. Así separamos al problema de la persona y arreglamos el conflicto. Lo ideal es atacar el problema sin perjudicar a los compañeros.

5. No busques tener siempre la razón.
Muchas veces un conflicto no se resuelve porque solo nos interesa tener la razón y no precisamente resolver el problema. Cuando no aceptamos el punto de vista de la otra persona reflejamos inseguridad, desconfianza, falta de empatía, egocentrismo y rigidez mental. Si te estancas en tu pensamiento de tener siempre la razón no podrás ver las diferentes opciones para resolver el conflicto. Aceptar que no siempre tienes la razón no te hace menos persona, más bien te ayuda a aprender del punto de vista ajeno y evitar tener conflictos en otro momento.

6. Cuida tus emociones.

Un conflicto puede trae consigo emociones negativas como enojo, rabia, tristeza o disgusto, es importante aprender a gestionarlas para que no nos causen más problemas que el mismo conflicto. Cuando hayas aceptado y reconocido la emoción causada, puedes alejarte un momento y caminar un rato, así estarás preparado para hablar con la otra persona. Recuerda: no podemos controlar las circunstancias, pero sí podemos controlar cómo reaccionamos a ellas.  

7. Si es necesario, pide disculpas

Muchos conflictos quedan sin resolverse porque las personas no pudieron pedir disculpas. Si cometiste un error y eso afecto a tus compañeros o si ofendiste a alguien con tus palabras debes pedir disculpas. Recuerda pedir disculpas de forma sincera sin buscar escusas por lo ocurrido. Habla a solas con tu compañero y ofrécele, de ser posible, una solución y comprométete a no repetirlo.

Los conflictos laborales no deben pasarse por alto ni minimizarse. Si un conflicto (sin importar su tamaño) no se arregla podría traer consecuencias entre los trabajadores provocando resultados negativos en la empresa y en los involucrados a nivel personal.   

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